miércoles, 21 de mayo de 2008

FILOSOFÍA Y CIUDADANÍA NO ES UNA ASIGNATURA

Charla enmarcada en las jornadas sobre 'Filosofía en la educación pública' organizadas en mayo de 2008 por la AEF (Asamblea de estudiantes de filsofía).

Adolfo Llopis Ibañez.


Presentación:

Mi nombre es Adolfo Llopis y soy estudiante de 2º curso de filosofía. El motivo que me ha llevado a realizar esta charla es el de hablar de un tema muy relacionado con el que ha generado las protestas en las que se enmarcan las presentes jornadas de Filosofía en la Educación pública, pero del cual no se ha hablado en serio hasta el momento.

Estamos protestando porque deseamos que no se reduzcan las horas de la asignatura de Filosofía en el bachillerato, y por diversos motivos hemos tenido que ser prudentes y pragmáticos hasta el punto de que nuestra protesta se ha tenido que contentar con lo formal del asunto, lo cual no deja de ser un mérito teniendo en cuenta que se trata de filósofos, pero que ha obnubilado, es decir, ha provocado incapacidad de pensar, ver o reaccionar claramente ante un asunto mucho más profundo que tiene que ver con el contenido de la reforma educativa que ha dado lugar a esta situación.

Y es que aunque logremos que no se reduzcan las horas de la asignatura, a mi parecer, con esta reforma que ha llevado a que ahora la asignatura pase a llamarse Filosofía y ciudadanía, ya se ha perdido mucho.

Me propongo reflexionar a cerca de este cambio y mostrar finalmente que 'Filosofía y ciudadanía' no es una asignatura porque o bien son 2 asignaturas arrejuntadas de mala manera o bien es media asignatura porque una de las dos partes, a saber la ciudadanía, no es nada (y permítaseme forzar el sentido de media, puesto que de todos modos la filosofía seguiría siendo al menos una materia).

Antes de empezar un aviso para navegantes: no se intente rebuscar en mi charla motivaciones políticas, puesto que esta charla pretende ser nada más y nada menos que una reflexión filosófica sobre el asunto.

Desarrollo:

Para empezar una pregunta como no podía ser de otro modo: ¿qué se quiere decir cuando se junta 'Filosofía y ciudadanía'?

En un cierto sentido, la filosofía y la ciudadanía tienen una relación en tanto que por un lado se puede reflexionar filosóficamente sobre la ciudadanía, los ciudadanos, la sociedad, la política y el resto de conceptos implicados y por otro lado, que un cierto tipo de sociedad ciudadana ha sido siempre propicia al surgimiento de la filosofía.

Pero este sentido no es en absoluto diferente al que sustenta la relación que tiene la filosofía con, pongamos por ejemplo la matemática, la física, la religión o el lenguaje. Se puede reflexionar filosóficamente sobre todos estos temas y a su vez, la existencia de estos y el dominio sobre ellos propician la filosofía.

Entonces, ¿qué tiene de especial la relación entre filosofía y ciudadanía de tal modo que haga comprensible que, en la única asignatura de filosofía con la que tienen contacto los estudiantes de bachillerato se mezclen ambos términos?

Si no pensamos que ha habido algún descubrimiento científico o filosófico que pone de manifiesto la importancia de unificar ambos términos, y esto efectivamente no ha ocurrido, entonces sólo podemos entender este cambio en el contexto amplio de la reforma educativa que se ha planteado. Es decir, que sólo podemos entender el cambio de temario si observamos la introducción de la asignatura de 'Educación para la ciudadanía' en la primaria y los primeros cursos de ESO y el cambio de ética de 4º de ESO por 'Educación etico-cívica'. Sólo podemos entender el cambio y apellidaje de la asignatura en el contexto de una reforma educativa que pese a que muchos digan que es tan sólo la continuación de un proceso que lleva ya 30 años, a mi sin embargo me parece un punto de inflexión que introduce un salto cualitativo cuya calidad explicaré más tarde.

En el fondo lo que quiero decir es, que detrás del cambio de la asignatura de bachillerato hay una determinada opción ideológica, que ni siquiera filosófica, a saber, aquella que entiende que “la culminación de la filosofía y sus funciones más propias están en el servir a la vida del hombre en la ciudad democrática” y además que la educación pública de la filosofía debe adoptar esta postura.

La afirmación de que esto es una opción ideológica y no filosófica no es una opinión o una gratuidad, es un hecho constatable. Dos pruebas de esto daré, una teórica y otra matrerial, pero estrechamente relacionadas.

La teórica dice lo siguiente: la filosofía se entiende de muchas maneras y cada autor hace filosofía de forma distinta, sin embargo, si se introduce la filosofía en el sistema educativo, lo que se intenta es dotar al alumno de una visión crítica, unas herramientas conceptuales y una familiarización con los problemas e ideas filosóficas tradicionales de tal modo que pueda tener una visión académica de ellos. Algo así como una visión neutral de los distintos asuntos que le permita desarrollar una actitud y pensamiento críticos para aplicarlos sobre la infinidad de temas que se pueden pensar filosóficamente.

Se me objetará que no existe un punto de vista neutral exento de ideología, pero yo responderé que existe el tratar todos los temas desde el mayor número de puntos de vista posible poniendo el énfasis en el tratamiento sistemático y la crítica de los sistemas de ideas, la contraposición de unos con otros y la no suposición de la preeminencia de ninguno de ellos. Sólo así se puede alcanzar un punto de vista filosófico desde el sistema educativo y así estaba, aproximadamente, planteado antes de la presente reforma.

Pues bien, la vinculación de la filosofía y la ciudadanía sólo pude proceder de una toma de postura ideológica si pensamos que no todas las filosofías aceptan esta vinculación. ¿A caso Epicuro o Diógenes no eran filósofos? Y proponían el abandono de la ciudadanía en pro de sistemas incívicos. Si se estudian estos sistemas filosóficos y cualquiera similar desde la aceptación básica de la ciudadanía es por cierto seguro que estarán sujetos a prejuico y subestimados prima facie.

Pero podría objetárseme que en esta asignatura se puede tratar el tema de la ciudadanía desde un punto de vista formal, filosófico y crítico que tratara de ver los diversos puntos de vista e incluso compararlos con filosofías incívicas sin sobreponer unas a otras.

Pues bien, la prueba material que contradice esto y muestra claramente cual es la intención de apellidar a la filosofía la daré con el borrador del contenido de la asignatura en la mano. Leeré primero los 5 últimos puntos del apartado de objetivos del mismo, al pie de la letra, para dotar de contenido a la reflexión posterior:

“7. Adoptar una actitud crítica ante todo intento de justificación de las desigualdades sociales y ante toda discriminación, ya sea por sexo, etnias, culturas, creencias u otras características individuales y sociales. 
8. Valorar la capacidad normativa y transformadora de la razón para construir una sociedad más justa, en la que exista una verdadera igualdad de oportunidades. 
9. Valorar los intentos por construir una sociedad mundial basada en el respeto a los derechos humanos, en la convivencia pacífica y en la defensa de la naturaleza. 
10. Consolidar la competencia social y ciudadana fundamentando teóricamente su sentido, su valor y su necesidad para ejercer una ciudadanía democrática. 
11. Desarrollar una conciencia cívica, crítica y autónoma, inspirada en los derechos humanos, y comprometida con la construcción de una sociedad democrática, justa y equitativa.”

A la luz de estos puntos resulta evidente que la ciudadanía de 'Filosofía y ciudadanía' no es una ciudadanía filosófica, pues por muy sugerente que parezca eso de adoptar una actitud crítica ante la justificación de las desigualdades etc etc, no ha de confundirse con una verdadera actitud crítica, pues este punto 7 implica aceptar a-críticamente que toda justificación de desigualdad es por ello mismo falsa, y eso sólo entre muchos otros supuestos que no es este el lugar ni el momento de entresacar. Como decía esta 'ciudadanía' más bien se trata de exponer teóricamente el modelo de ciudadano establecido en nuestra sociedad. Y por supuesto alabarlo. Y puesto que cualquier modelo de ciudadano lleva aparejado y se sustenta en base a una serie de valores e ideas políticas, pues resulta claro, distinto, autoevidente y prácticamente tautológico repetir ahora que esta ciudadanía no es sino y como decía antes, una opción ideológica concreta.

Sin meternos todavía en el propósito de esa parte, queda claro que la parte del temario correspondiente a ciudadanía no es una materia filosófica, al menos en un sentido académico relevante, porque trata de una exposición más o menos técnica o literaria de los valores democráticos que se derivan de una determinada posición ideológico/política. Y así, con lo dicho hasta aquí tengo suficiente como para sostener la primera parte de la disyunción inicial. 'Filosofía y ciudadanía' no es una asignatura porque son dos cosas distintas.

Ahora bien, ¿qué tipo de opción ideológica es aquella a la que aludía?. Pues es una tal que acepta como justificada «la instrumentalización de la enseñanza pública en beneficio de una parte: la misma que promueve la asignatura». Es decir, una opción ideológica que piensa que no hay que alarmarse porque quien está en el poder utilice la enseñanza pública para asegurar las condiciones que permitan su autoperpetuación en el mismo. Si se 'fundamenta' que la democracia, además no una cualquiera, sino la que tenemos ahora con todos sus mecanismos y estamentos sociales, es el único sistema aceptable, y además se enseña a las futuras generaciones a adorarla y a sentirse afortunados de vivir en ella, al más puro estilo huxleyano, entonces el mantenimiento del poder y de su discurso legitimador están asegurados. Más aun si tenemos en cuenta que el bachillerato es el nivel en el que en el estudiante puede comenzar a surgir la actitud crítica. Si después de 5 o más cursos de verborrea cívico-democrático-kantiana-universalista se imparte filosofía junto con ESTA ciudadanía, habremos de estar seguros de que a los chavales se les estará diciendo algo así como “bueno chicos, aquí está todo dicho, y si queréis pensar por vosotros mismos, cosa que por otro lado no vale la pena, hacedlo siempre desde el respeto y alabanza a nuestro fantástico, fabuloso e infalible sistema democrático”. Con este planteamiento además, el terreno estará servido para que las facultades de filosofía se conviertan en fábricas de profesionales de la producción en serie de pensamientos perfectamente envasados. Si forzamos el supuesto, se me antoja sarcásticamente acertada la comparación con la filosofía escolástica que recientemente he leído. Pasaríamos del manido ancilla theologiae al nuevo y flamante ancilla democraticae, como lema de la filosofía. Una filosofía que además se vería reducida a la mitad con lo que tendríamos un sirviente ciego por a-crítico y manco por falta de desarrollo.

Pero como toda ley humana tiene su envés, queda considerar una posibilidad distinta, a saber, la de que todo este intento explícito de adoctrinamiento no sirva para nada. Se podría considerar con Aristóteles que la educación cívica es algo que se obtiene a través de la costumbre, viviendo en la polis. Podríamos considerar entonces que a los chavales toda esa cháchara quasi-eclesial a cerca de la grandiosidad de los derechos humanos y de la democracia y la sociedad occidental les entrará por un oído y por el otro les saldrá sin causar el más mínimo efecto, y que por tanto, lo que les esculpirá como ciudadanos-consumidores de esta sociedad como es lo que ya está ocurriendo, serán esos largos ratos frente a la telebasura, frente al ordenador (en el mejor de los casos leyendo la wikipedia, pero no creo que ese sea el caso) y frente a esa industria de fabricación de sentimientos de falta que es la publicidad.

Añadamos a esto una consecuencia esperable: si la parte de la asignatura correspondiente a ciudadanía no es nada, entonces tenemos que la asignatura de filosofía se ha reducido a la mitad y si ya es escaso el efecto que sobre la creación de pensamiento crítico en la sociedad, tiene la actual asignatura de filosofía en el bachillerato, pensemos cuan insignificante se tornaría tras la reforma.

Por otro lado, si consideramos esta posibilidad lo primero que cabe plantearse es para qué gastar dinero público en la parte proporcional de profesores y escuelas necesaria para impartir todas esas asignaturas inservibles y vacuas, me refiero no solo a Filosofía y ciudadanía, sino también a las “educaciones” de primaria y ESO, pero en todo caso, con esta opción ya tengo lo que necesitaba para sustentar la otra parte de la disyunción inicial, la de que 'Filosofía y ciudadanía' no es una asignatura porque es media.

Y como cualquiera que sepa de lógica puede haber inferido ya, si de las dos partes de una disyunción se llega al mismo resultado... en fin.

Bien, ahora ya me siento en condiciones de responder a esa pregunta que me hacía antes. ¿Qué quieren decir con eso de juntar 'Filosofía y ciudadanía'?

Pues caben dos respuestas posibles. Si quien propone la reforma de una asignatura para introducir nuevo temario piensa que ese nuevo temario sirve para algo, y ya hemos visto antes para qué puede servir en concreto la ciudadanía, entonces lo que se quiere decir es algo así como “puesto que la filosofía no sirve para nada o al menos no sirve para nada que nos sirva a nosotros, tenemos que eliminarla o transformarla en algo útil”. Es decir que lo que se quiere decir es que la la filosofía ha de servir para lavar cerebros y crear ciudadanos felices.

Por contra, si quien propone la reforma piensa que lo nuevo no sirve para nada, lo que se está queriendo decir es que hay que cargarse la educación pública y sus valores como sea en pos de una educación privatizada, y orientada a las necesidades de las empresas de tal modo que el resultado final de la misma sean legiones de “Lerdos-hipertécnicos”, léase, el plan de Bolonia.

Por mi parte, me parece más acertada la primera de las respuestas, puesto que ya he defendido que la reforma viene propuesta por una opción ideológica que no desdeña la instrumentalización de la educación pública, pero dejaré esta última reflexión a gusto del consumidor, puesto que bien pudiera ser que la respuesta correcta fuera una suerte de mezcla de las dos.

Muchas gracias por su atención y doy la palabra a quien quiera hacer alguna pregunta o desee mostrar su desacuerdo con mis conclusiones.

lunes, 5 de mayo de 2008

ARTÍCULO DE R.I.P.: RÉPLICA A "DE LA HERMENÉUTICA CRÍTICA DESDE LA FACTICIDAD Y DE POR QUÉ DEFECO EN ELLA".

(R.I.P., lector y comentarista de nuestro blog, nos envió al correo este artículo la semana pasada, pidiendo que se lo publicáramos y comenzáramos un debate en torno a él. Aquí está, tal cual nos lo envió).

Esto es una réplica al artículo de more junto con todos sus comentarios.

El título de 4.8, la religión como fuente de moral. Quiero detenerme un rato en esto para intentar situarlo en el contexto del libro además de en el contexto correspondiente a la reflexión ética. La hermenéutica, grosso modo, intenta interpretar y comprender los textos desde la perspectiva singular del autor, contemplando para ello su contexto histórico, formas de pensar en ese tiempo, utilización de conceptos y demás. Parece que todo el mundo en filosofía hace esto, pero nada más lejos de la verdad: la comprensión del punto de vista del otro es tremendamente complicada, pues siempre tendemos a interpretar con nuestras propias categorías contemporáneas. En fin, que Ética Hermenéutica intenta ser un libro de ética que dialogue con los autores en sus propios términos. O algo así. No me importa si esto es del todo correcto, o si es lo que Conill quería decir en su libro, pero es lo que en principio uno puede esperar al leer semejante título.


Pero el título tiene una segunda parte, crítica desde la facticidad, que también debería ser entendido para intentar localizar el libro dentro de unas coordenadas por imprecisas que éstas sean. Esto hace referencia, probablemente, a lo que tradicionalmente se ha llamado Teoría Crítica o Escuela de Frankfurt. Ni puedo explicar en detalle todo esto ni creo que sea necesario hacerlo, basta con quedarse con que lo que intentan hacer es un análisis crítico de la sociedad de su tiempo tomando como base los estudios de las ciencias empíricas. La idea que está detrás de esta gente es que la filosofía puede encontrar mecanismos racionales que permitan la emancipación de la sociedad: que permitan a la gente cambiar su situación histórica concreta. Si os interesa saber algo más podéis buscar por internet o lo que sea, lo que quiero rescatar de aquí es la idea de una filosofía entendida como cambio o emancipación que recurre fuertemente a los hechos (ciencias empíricas) para lograr descripciones que funcionen en el sentido de liberación de las lógicas del dominio que operan en cualquier momento histórico concreto.


En fin, parece que todo esto no tiene nada que ver con lo del capítulo 4.8, pero enseguida llegaré a ello, no os impacientéis. Lo que hemos visto hasta ahora es que el título del libro sugiere que la investigación que se llevará a cabo en él será de carácter interpretativo (re-interpretativo más bien) teniendo muy presente un horizonte de comprensión crítica de nuestra realidad contemporánea que nos permita vivir mejor por así decirlo. Esta caracterización quizás quede un poco bastarda, pero hay que ajustar ligeramente los objetivos e ideas iniciales de la E. Frankfurt en los años 30 (a los que he hecho referencia antes) para contemplar las modificaciones histórico-filosóficas, etc. Vale, hasta aquí únicamente hemos visto una localización general en el mapa filosófico que nos podrá orientar un poquito para entender el libro.


Antes de llegar al capítulo 4.8 me gustaría decir que la perspectiva o hilo conductor de todo esto es la posible hermeneutización de Kant en base a autores diversos y a teorías éticas de distinto calado. Entre ellas (que, ojo, no es la única ética ni es la conclusión del libro ni es una ética definitiva que deba ser adorada) está la ética de la piedad de Vattimo. Es discutible si es verdaderamente necesario incluir este aspecto en el libro, se podría decir que existen otros autores que podrían usarse para hacer una ética hermenéutica... Perfecto. Nadie va a negar que el libro puede tener críticas varias en estos (o incluso más) aspectos, pero os recuerdo que more y muchos de vosotros empezasteis a decir que la inclusión de ese punto era adoctrinamiento y esas milongas. Espero que el esquema general de todo el libro quede más o menos claro; pueden existir errores, quizás he simplificado demasiado algunos aspectos pero, en general, parece ser que el contenido de 4.8 está subordinado a un mero lado de la figura interpretativa global que sería la ética hermenéutica. En un momento dado puede parecer que un lado se ve más que otros, pero basta girar repetidas veces la figura para entender que son partes de una misma visión global que actúa sistémicamente.


Esto último que he dicho puede parecer una metáfora barata, pero creo que se asemeja bastante a la idea de constelaciones que tenía Adorno (de la E. Frankfurt) o quizás a las ideas de Foucault. En realidad me da igual que estéis o no de acuerdo con todo esto que he dicho hasta ahora, pero creo que es importante tenerlo en cuenta para no cometer un sesgo deliberado con intención de hacer creer al lector que la ética hermenéutica es una excusa para colocar el único capítulo importante en el 4.8 (si esto fuera cierto bien podría haber sido en un capítulo 5 o en un capítulo anterior). Paso ahora a analizar, por fin, el significado del título del capítulo.


La religión como fuente de moral. Bueno, uno puede pensar que esto es una declaración de intenciones de un monaguillo cristiano, sobre todo cuando después se empieza a hablar de la Biblia o esas cosas. Bueno, eso es quedarse en interpretaciones superficiales que obvian el hecho de que la religión es una fuente de moral; no sólo lo es, sino que lo ha sido históricamente. No quiero seguir desarrollando esta idea porque un mínimo de reflexión hace ver que es cierto: vivimos en sociedades históricamente cristianas, toda la Ilustración edifica sus logros con esa base cristiana (sólo hay que ver la cantidad de traducciones de los mandamientos cristianos en legislaciones de países o en los derechos humanos), además de otra serie de cosas que como sois listos y habéis estudiado historia no quiero repetir. Y esto es cierto se sea ateo o creyente, porque aquí todo el mundo habla del derecho universal a la vida como si fuera algo evidente pero luego tenemos casos antropológicos muy complicados (como el de la suttee en la India -véase quemar a las viudas con sus maridos-) que cuestionan dicha universalidad. Pero entremos en lo que verdaderamente parece que preocupa, la cuestión de las citas.


La frase de Vattimo de que no existen razones filosóficas fuertes para rechazar la religión es cierta. En realidad, podría decirse que nunca las ha habido (y probablemente nunca las habrá) pero creo que es evidente para cualquiera que tampoco existen razones filosóficas fuertes para abrazar la religión (nunca las hubo tampoco, sólo existían una serie de razones pragmáticas llamadas hoguera, inquisidores o tortura). Todo es un problema de supuestos metafísicos, si uno no puede demostrar que dios existe ni que no existe todo queda en una elección que depende de historias personales. Lo que ocurre es que durante mucho tiempo se criticó desde la filosofía a la religión utilizando argumentos tan dudosos como los que había utilizado la escolástica en sus tiempos. No creo que tenga de malo afirmar las cosas como son. Que, de hecho, lo del postmodernismo no tiene nada de malo tampoco, puesto que la verdad, la moralidad, etc., se conciben todas como relativas al sujeto experiencial concreto pues toda percepción depende de una historia, contexto y posición relativa que es única. En fin, he caricaturizado y simplificado un poco el asunto pero creo que así queda todo más claro, el postmodernismo no impide reencontrar la fe cristiana como tampoco impide hacerse hindú, ser ateo o adorar a los limones voladores.


Para ser un poco justos diré que, evidentemente, la constatación y manifestación de estos hechos las hace Vattimo únicamente para justificar una aproximación ética que será la de la piedad que es, también, evidentemente cristiana. Bueno, es lo que él cree y sobre lo que considera valioso escribir pero espero que hayáis captado el hecho de que al partir de un trasfondo postmoderno uno no puede adoptar posición dogmática alguna. Es algo que, bajo mi punto de vista, le suma puntos a Conill. Él podría haber cogido a cualquier otro autor cristiano, al papa o a mil otros, pero no, coge a Vattimo que encaja perfectamente con la caracterización que di al principio (aquello de la figura de muchos lados) que creo que es algo a lo que apuntaba bolapeluda en alguno de sus comentarios.


El señor Heidegger y Nietzsche están en armonía con un sustrato religioso cristiano. Creo que en el caso de Heidegger es evidente en cuanto uno lee (con mucho dolor, por cierto) su obra. En el caso de Nietzsche estaría tentado en decir que también por una serie de motivos puntuales (no digo que sea religioso, estar en armonía con un sustrato es distinto a suscribirlo), pero no habiéndome leído toda su obra y teniendo a mitad la relectura de algunos de sus libros no me considero capacitado para exponerlo. No obstante, diré que dada su peculiar forma de escritura existen interpretaciones de Nietzsche en multitud de niveles. Existen profesores, articulistas o gente que se lee a Nietzsche por placer que dice que no tiene nada que ver con el cristianismo, otros que piensan que está en armonía en cierto sentido. Creo que no es justo por parte de more presuponer que todo el mundo estará de acuerdo en su interpretación de Nietzsche (que espero hayas leído su obra completa y no fragmentos o libros sueltos) para justificar con ello un ataque flagrante contra la afirmación de Conill que, dicho sea de paso, no creo que pretenda ser de carácter doctrinal (habría que observar atentamente qué quiere decir eso de reencuentro nihilista con el cristianismo y ponerlo en relación con el Zaratustra, la cultura oral y la palabra evangélica originaria -que nada tiene que ver con lo que podemos entender hoy por cristianismo- que se nombra en la cita de después. Dejo esto como un mero apunte mental para intentar esbozar los puntos de conexión que pueden haber entre Nietzsche y el cristianismo. De todas formas, recordad que Conill es especialista en este autor, por lo que algún fundamento puede tener aquello que dice, por lo menos más que todos nosotros que no creo que hayamos leído la obra al nivel que el puede haberlo hecho).


Pero prosigo un poco. El párrafo anterior a este puede tomarse como una disertación del contenido principal de mi artículo que plantea más dudas o posibilidades en torno a la interpretación que otras cosas. Quiero recordar ahora someramente la ética kantiana. Creo que es importante remitir a mi comentario del otro día en la proposición siete a la entrada del 20 de Abril (psicología del mito, aprioris de la razón...) para introducir un poco lo que Kant dice antes de escribir una palabra sobre moral. En la moral lo que intenta es buscar las condiciones de posibilidad de juicios morales absolutos (estamos en la época de los derechos humanos, las legislaciones positivas...) por lo que se montará una ética que no presuponga un objetivo respecto del cual las acciones sean buenas o malas (la felicidad en aristóteles, por ejemplo) sino que considere que son normas morales aquellas de una estructura lógica determinada que puedan ser consideradas como universalizables. Es por tanto que la norma moral es formal (carente de contenido empírico real). Aquí es donde Kant intenta justificar cómo esa norma puede ser obedecida como tal, exige la existencia de la idea de Dios (como fundamento de la norma), de la idea de libertad (para poder actuar) y de la idea de inmortalidad (para poder realizar sacrificios en cumplimiento de una norma). Odio hacer estos resúmenes bastardos, pero creo que queda claro que lo que Kant investiga son las condiciones de una moral universal basada en juicios formales sea cual sea su contenido real. Que la ética kantiana tiene problemas es cierto, pero por eso mismo muchos autores intentan mejorar a Kant (incluido Conill con este intento hermenéutico). Y no quiero dejar esto abierto, por lo que se me permitirá recordar lo que son para Kant ideas trascendentales (ver la proposición siete antes nombrada) para entender correctamente lo que dios significa para él.


En fin, toda esta parrafada sobre Kant, que espero poder exponer de forma algo más sólida en algún otro momento (no en este artículo que se me está yendo de las manos en cuanto a extensión), venía para contestarle a more su cita sobre el amor. No recuerdo exactamente esa parte de E.H. pero si no me exalté lo más mínimo debe ser porque no había nada por lo que exaltarse. Como no pienso coger el libro (porque estoy en mi casa y jamás lo adquirí, que las bibliotecas están para algo) simplemente diré que si el mandato del amor es formal el mandato del amor debe tomarse tan en consideración como una “p” en cálculo lógico. Vamos, que no veo que eso sea adoctrinamiento ni nada por el estilo, más bien veo un problema para el cristiano que defienda eso que algún especialista en ética califique a una norma moral de formal en lugar de material.


Creo que voy a terminar analizando la famosa frase del secularismo moderno que tantas vueltas ha dado hasta aparecer en la carta a la facultad. Lo hago para cuadrar un poco mi réplica a more mientras lo enlazo con la tesis que expuse en un comentario (ésa de la falta de atención en la lectura) que hago extensible a muchas, aunque no todas, las citas de la susodicha carta. No creo que sea necesario repetir la cita aquí, por lo que procederé directamente al comentario:


Que el secularismo moderno no implique necesariamente ausencia de religión es una verdad de hecho. Recordemos que se ha usado secularismo (ni laicismo ni ateísmo que son cosas distintas) por lo que se estará moviendo en el terreno de la definición sociológico-filosófica al uso que es la poca importancia de la religión en los asuntos de la vida pública. Vale, que esto se acepte no quiere decir que la gente tenga que abandonar sus creencias religiosas, es decir, que uno puede seguir profesando su fe mientras que considera que no quiere que un cura sea presidente del gobierno. Bueno, pero lo importante son las causas por lo que esto está ocurriendo, que es lo que el señor Conill dice a continuación. La idea y vivencia de dios ocupa un nuevo lugar en la vida personal y adquiere una nueva función orientadora en el orden social compatible con los nuevos estilos de vida. Bueno, por mucho que se haya dramatizado lo que se está describiendo aquí es simplemente un cambio que ha ocurrido contemporáneamente. La gente no quiere ir a la iglesia, prefiere follar antes de casarse, quiere hacer miles de cosas que no encajan en la vida tradicional de la comunidad cristiana. Lo importante es que el sentimiento de dios lo lleves por dentro (nivel personal) y que te bautices, hagas comunión, te cases por la iglesia y luego te hagan tu funeral. El pasar por los sacramentos cristianos junto con la confesión ocasional cuando los pecados se acumulan (que nada tiene que ver con llevar una vida ascética) garantiza tu entrada al cielo. Es decir, que dios adquiere una función orientadora dentro del orden social establecido, que es el orden del secularismo moderno puesto que partíamos de ese punto concreto. Y evidentemente esto es compatible con la vida moderna, puesto que todo el mundo va a un cine o un mcdonald’s y si follas demasiado mientras vas de fiesta puedes ir a confesarte para luego seguir pecando de lujuria. Se pilla por dónde voy, ¿verdad?


Conclusiones: Lo primero es que todo esto lo podría haber dicho en mucho menos espacio. No lo quise hacer porque prefería argumentar lo mejor posible. Aún así he resumido demasiado, me he guardado interpretaciones y todo eso. Llegando al final he hecho menos esfuerzos por resultar claro escribiendo porque el sueño y el cansancio han comenzado a afectarme. Desde ya pido disculpas por las omisiones o errores que pueda haber en el texto, es un boceto general que ni siquiera he revisado puesto que al ser un blog prefiero que luego todo se discuta apropiadamente. Mi tesis, por si no se había captado, es que muchas veces tergiversáis cosas por errores prejuiciosos de lectura (particularmente en lo relativo a moral, en especial lo de more) y que se puede criticar perfectamente desde el conocimiento de lo que los autores nos dicen o, al menos, desde el intento de comprensión del punto de vista del otro. Por cierto, al igual que bolapeluda, con el que comparto bastantes ideas, tenéis ante vosotros a un ateo que no deja de ser ateo por reconocer lo que de cierto pueden tener las ideas de cristianos o demás.


Besitos materialistas.