lunes, 2 de junio de 2008

Definición tripartita del enamoramiento

¿Es que acaso el amor es algo más que:
1. Querer la felicidad de una persona;
2. Querer pasar tiempo con una persona;
3. Querer compartir cosas con una persona?

Casi me atrevería a decir que son tres condiciones necesarias y suficientes para poder afirmar que estamos enamorados. Pero, si lo comparto con vosotros, es porque espero que aparezca un Gettier pasa sacarme de mi error.

Y antes de que comencéis a criticarme, algunas consideraciones:

No sé si el orden de los factores altera el producto. Aunque me da la ligera impresión de que sí. Por ejemplo, si por querer pasar tiempo con una persona acabas con su felicidad, no veo muy claro si realmente podrías decir que estás enamorado. De hecho, me parece que, parafraseando a ciertos genios dominicanos de la lírica: no es amor, es una obsesión.

Además, está la cuestión del sexo. Habrá quien considere la atracción sexual como una condición necesaria para el enamoramiento, pero no es este mi caso. Al menos no de forma directa. Creo que este punto puede quedar perfectamente recogido en el primero y el tercero: la felicidad de alguien viene dada, en buena medida, por el placer; al cual, evidentemente, el sexo contribuye sobremanera. Si queremos compartir cosas con alguien, compartir nuestra sexualidad parece también una esfera importante.

Y puede que también sea una cuestión de grados. No el enamoramiento en sí, sino el querer. Es decir: enamorado se está o no; pero esos tres quereres admitirían grados.

Por otra parte, la definición está construida a base de quereres, de deseos, al fin y al cabo. Pero tiene de forma implícita cierta noción de causalidad mental efectiva, es decir, si existe la posibilidad de realizar esos deseos, el enamorado en cuestión intentará realizarlos. De hecho, este es el único medio que puede tener un tercero para verificar los sentimientos de alguien: atender a su conducta.

Y hasta aquí mis consideraciones. Me gustaría que tomarais esta entrada no como una exposición de una tesis fuertemente consolidada, sino como un intento de diálogo y reflexión conjunta; pues yo, por mucho que lo pienso, no llego a salirme de estos términos, pero tengo la impresión de que algo se me escapa.


Amorosamente,
more_

37 comentarios:

Hermeneutizado por la via gadameriana dijo...

Hola More,

Siento mucho no tener mucho tiempo para poder contestar adecuadamente a tu reflexión acerca del amor. Pero por ser una reflexión, te expondré brevemente la que en este momento es la mía.

Acerca del amor, decirte que creo que es un hecho, no un conjunto de deseos. Esto que has escrito sería mas bien lo que podría ser la manera de saber si alguien está enamorado. Si esa persona busca la felicidad del otro, quiere compartir cosas con él y quiere también pasar tiempo con la otra persona, muy probablemente estará enamorado. Quizás también pueda ser la manera de saber si uno mismo está enamorado y a raíz de esto...

Acerca del amor, ¿Como se vive el amor? ¿Es siempre una misma sensación? ¿Es que acaso no se puede vivir de otra manera? Me parece que estás proponiendo una idea universal del amor para eliminar otra manera universal del amor y me parece que son ambas arriesgadas, ya que mi experiencia me dice que cada cual vive el amor a su manera aunque su conducta sea, a primera vista, parecida; y esto va enlazado con mi última reflexión...

¿Son el mismo amor combinaciones de intensidad de los tres deseos que propones?

Y es que sobre lo que es cuestión de expresión, al menos para mí, es un pantanal a la hora de plasmarlo en ideas o palabras.

Meta amorosamente,

HVG

Anónimo dijo...

amor.

(Del lat. amor, -ōris).

1. m. Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser.

2. m. Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear.

3. m. Sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo.

4. m. Tendencia a la unión sexual.

5. m. Blandura, suavidad. Cuidar el jardín con amor

6. m. Persona amada. U. t. en pl. con el mismo significado que en sing. Para llevarle un don a sus amores

7. m. Esmero con que se trabaja una obra deleitándose en ella.

8. m. p. us. Apetito sexual de los animales.

9. m. ant. Voluntad, consentimiento.

10. m. ant. Convenio o ajuste.

11. m. pl. Relaciones amorosas.

12. m. pl. Objeto de cariño especial para alguien.

13. m. pl. Expresiones de amor, caricias, requiebros.

14. m. pl. cadillo (‖ planta umbelífera).

- J a V i - dijo...

Añado mi reflexión de andar por casa, pero avisando de que estoy en la cafetería haciendo tiempo para no estudiar, por lo que no estoy muy fino:

Como dice HVG, y aunque sabemos que la distinción razón/sentimiento (descripción/expresión) es poco rigurosa, es cierto que las cuestiones vitales resultan difíciles de sistematizar, y resulta más conveniente "vivirlas" y "mostrarlas" (así es la vertiente emotiva de nuestra racionalidad, inestable y cambiante, casi imposible de fijar y reducir).

Por todo esto, estoy más con Woody Allen que con Onfray: “…y recordé aquel viejo chiste, aquel del tipo que va al psiquiatra y le dice: ‘Doctor, mi hermano está loco. Cree que es una gallina’. El doctor le contesta: ‘¿Lo ha llevado a un médico?’. Y el tipo le dice: ‘Lo haría, pero necesito los huevos’. Pues eso, más o menos, es lo que pienso sobre las relaciones humanas, ¿saben? Son totalmente irracionales, locas y absurdas, pero… supongo que continuamos manteniéndolas porque, la mayoría, ‘necesitamos los huevos’." (Woody Allen, final de Annie Hall).

Pues eso mismo. Las relaciones afectivas son irracionales, cambiantes, en muchas ocasiones irreductibles a ningún esquema (por muy hedonista y abierto que sea), y prácticamente imposibles de racionalizar y comprender. Eso hace que una interpretación conductista del amor resulte, como mínimo, forzada. ¿De verdad queremos la felicidad de la pareja? Si es que no sabemos ni lo que queremos cuando nos enamoramos!! Lo que haces, more, es exponer tu visión de "pareja" y "relación", que en tu opinión casa mejor con la condición humana. El único requisito que se necesita para saber que se está enamorado - la única condición suficiente y necesaria - es sentir que estás enamorado. Punto. Y a partir de ahí entran en juego tantos factores que no podemos comprender, que es absurdo intentar adaptarlos a cualquier esquema (sea platónico o hedonísta: ambos son forzados). Además, muchas veces el amor no es la satisfacción de deseos, sino todo lo contrario: precisamente estás enamorado porque no puedes satisfacer ese deseo, que te obsesiona; ¿es esto malo o cristianamente detestable? No, es un hecho psicológico básico, la atracción por lo desconocido/inalcanzable. Y cuando se acuestan la razón y el deseo, como dice la canción, llueve sobre mojado.
Pero centrando el tema, y puesto que en el fondo hablas de cómo llevar correctamente una relación, lo único cierto es que no hay manual que lo enseñe, ni reglas que seguir.
Lo único que sabemos es que necesitamos los huevos.

Un abrazo posthedonista

Anónimo dijo...

Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso:

no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso:

huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño:

creer que el cielo en un infierno cabe;
dar la vida y el alma a un desengaño,
¡esto es amor! quien lo probó lo sabe.

LOPE DE VEGA

Anónimo dijo...

JUNO: ¡Hola papá!
PAPA: ¡Hola versión hinchada de Junito! ¿Dónde estabas?
JUNO: Por ahí... ocupándome de cosas que sobrepasan mi nivel de madurez... Uff! ¿Dónde están todos?
PAPA: Bren ha llevado a Liberty B. a su clase de patinaje sobre hielo.
JUNO: ¿Cuándo aprenderéis que los peques no pueden patinar sobre hielo?
PAPA: Te veo un poco taciturna, cariño. ¿Qué te ha picado?
JUNO: Bueno... es sólo que estoy perdiendo mi fe en la humanidad.
PAPA: ¿Puedes darme unos cuántos detalles más?
JUNO: Me pregunto si pueden 2 personas seguir juntas para siempre.
PAPA: ¿Te refieres a parejas?
JUNO: Sí. Personas enamoradas.
PAPA: ¿Son líos de chicos? Porqué sinceramente no me parece bien que tengas ligues en tu estado. Eso sería bastante chungo.
JUNO: No... Papa es...
PAPA: Sería en plan guarra. ¿No es lo que decís las chicas "en plan guarra", "en plan golfa"?
JUNO: Para, por favor...
PAPA: Es una guarrada y una engatillada...
JUNO: No es, no es nada de eso. Sólo, sólo necesito saber que es posible que 2 personas puedan seguir felices juntas para siempre.
PAPA: No es fácil, eso está claro. Y, eh... no tengo el mejor historial del mundo en Yérsey pero... ya llevo 10 años con tu madrastra y estoy orgulloso de decir que somos muy felices. Mira, en mi opinión, lo mejor que puedes hacer es buscar una persona que te quiera exactamente tal y como eres. De buen humor, de mal humor... fea, guapa... atractiva... ¡como sea! La persona ideal seguirá perdiendo el culo por ti. Esa es la clase de persona que merece la pena.
JUNO: Sí, sí. Y creo que la he encontrado...
PAPA: ¡Claro! ¡Tu querido y viejo papá! La persona indicada siempre va a creer que el Sol sale detrás de tu culo.

Meri dijo...

Buenas, a ver esto es una pregunta para More,aunque tambien para todos en general, no me a quedado clara una cosa, se supone que querer la felicidad de alguien , querer pasar tiempo y compartir cosas con ese alguien significa necesariamente estar enamorado? quiero decir,creo que se puede querer todo eso y no estar enamorado porque yo quiero todo eso para muchas personas y no considero estar enamorada de ellas y entonces haria falta algo mas para estar enamorado,algo que diferencara estarlo de no estarlo, no se,¿q opinais?

- J a V i - dijo...

Pues que tienes toda la razón. Hace falta algo que ningún conductista podrá verificar: ese extraño sentimiento - mezcla de deseo y necesidad - que nadie podrá racionalizar jamás (aunque pueda explicar sus repercusiones sociales o la forma en que se materializa en una cultura dada).

Anónimo dijo...

Un poco cursilero no hamija??

Anónimo dijo...

1.- Distingamos el amor del enamoramiento; se trata de dos estados neuropsicológicos distintos con características propias.

2.- Distingamos la vivencia del amor o del enamoramiento de lo que es el amor o el enamoramiento; si no se tiene clara esta distinción puede caerse en errores categoriales no deseables.

3.- Como estados neuropsicológicos su existencia es relativa a una cierta eficacia evolutiva que permite competir con éxito con otros miembros de la misma especie (selección sexual) y contra miembros de otras especies con las cuales pueden competir por el alimento.

4.- Como vivencia son estados fenomenológicos considerados esenciales en un medio social que se estructura de una manera significativa en torno a unidades afectivas basadas en este tipo de relaciones (entre otras).

Si hablas del amor entonces la caracterización no es del todo mala, puesto que precisamente la serotonina y las endorfinas actúan como inhibidores reguladores que permiten una situación que permite estar a gusto con alguien, compartir, desear la felicidad de otro (porque es causa de la propia, no nos engañemos).

Si hablas del enamoramiento la cosa se complica, puesto que la feniletilamina, noradrenalina e incluso la dopamina actúan inhibiendo el sueño, causando excitación por una simple mirada, disminuyen el apetito... Si resulta que el enamoramiento no es correspondido una respuesta suele ser precisamente la evitación del objeto del enamoramiento (vs. 2, 3) e incluso el deseo expreso de que a esa persona lo llegue a pasar tan mal como tú (vs. 1).

Muchos autores (psiquiatras o psicólogos inclusive) siguen considerando como idénticas las distintas dimensiones arriba expuestas, lo cual suele resultar en una mala teorización de los objetos o puede partir del interés de conciliar la perspectiva idealista tradicional del amor con las nuevas investigaciones científicas.

Saludos.

PD. Respecto del sexo puede hacerse la misma distinción. Si estás enamorado el deseo sexual se hace patente (por deseo sexual se entiende cualquier gesto erógeno, desde caricias que te ponen los pelos de punta a besos o incluso el coito) neurológicamente hablando. Con el amor la cosa cambia, pues sí que es posible que no exista atracción sexual.

PPD. El enamoramiento no precede necesariamente al amor ni tampoco es necesario que ambos estados se den por separado.

more_ dijo...

Primero, quiero agradeceros todas vuestras respuestas. Intentaré contestar a todo lo posible, pues tampoco tengo mucho tiempo (¡qué dura es la vida de estudiante!)

Hermeneutizado, me parece muy interesante la pregunta que me has planteado, ¿Son el mismo amor combinaciones de intensidad de los tres deseos que propones?

No creo que sean el mismo amor las distintas combinaciones de esos deseos, pero sí que creo que serán amor. Lo que intento decir es que el amor no es más que esos tres deseos, sin más misterio: que cuando se dan, aparece lo que racionalizamos como ese sentimiento. Y esto me lleva directamente a tu siguiente párrafo: Y es que sobre lo que es cuestión de expresión, al menos para mí, es un pantanal a la hora de plasmarlo en ideas o palabras.

Supongo que estás usando el término expresión en un sentido wittgensteiniano. Pero yo no lo veo claro. Es decir, no creo que el amor sea algo que solamente podemos expresar. Esto me parece que tiene cierta conexión con lo que - j a v i - comenta: El único requisito que se necesita para saber que se está enamorado - la única condición suficiente y necesaria - es sentir que estás enamorado. Me parece interesante esta distinción entre saber y sentir y su relación con la comprensión del amor como expresión y no como conocimiento.

No voy a meterme en la discusión acerca de eso que llamamos "autoridad de la primera persona", pues creo que no es necesariamente relevante. Yo no estoy diciendo "si usted quiere saber si siente amor, atienda a su conducta". Lo que estoy planteando es que cuando una persona tenga esos tres deseos, independientemente de cómo acceda a ellos (aunque yo apostaría por un conocimiento directo no inferencial), estará sintiendo eso que es conocido comúnmente como amor. Respecto a su conducta, si ha de proporcionar información a alguien será a un tercero, que no puede más que comprobar los sentimientos de alguien mediante observación.

Por otra parte: Además, muchas veces el amor no es la satisfacción de deseos, sino todo lo contrario: precisamente estás enamorado porque no puedes satisfacer ese deseo, que te obsesiona; ¿es esto malo o cristianamente detestable? No, es un hecho psicológico básico, la atracción por lo desconocido/inalcanzable. Yo no he dicho que el amor sea la satisfacción de deseos, de hecho, puede que esos deseos no se satisfagan nunca y esa persona siga teniéndolos. ¿Los tendrá justamente porque sean imposibles de satisfacer? Pues no lo sé. Lo dudo. Pero creo que una cosa es que nos atraiga lo desconocido y otra cosa muy distinta que precisamente estés enamorado porque no puedes satisfacer un deseo.

En cuanto a eso de que puesto que en el fondo hablas de cómo llevar correctamente una relación, lo único cierto es que no hay manual que lo enseñe, ni reglas que seguir. ¡Me duele que me digas eso! Lo último que pretendo con esto es algo remotamente normativo. No estoy diciendo cómo debemos lidiar con esos deseos ni que todos debamos tenerlos ni nada por el estilo. No hay ningún criterio de corrección ni ninguna pretensión de ser un manual. ¡Hermeneutízame bien!

Y ahora viene la crítica que más me ha gustado y me ha hecho pensar: la referente a la distinción entre amor y enamoramiento. Parece que, en mayor o menor medida, se puede estar de acuerdo con que el amor sí que podría tener algo que ver con esos tres deseos; pero esto sería insuficiente para el enamoramiento. El caso es que yo no alcanzo a ver claramente cuál es la diferencia entre el amor y el enamoramiento (ojo, no niego que la haya). De hecho, me parecería cuantitativa, más que cualitativa. No creo que estribe en ese extraño sentimiento - mezcla de deseo y necesidad - que nadie podrá racionalizar jamás, primero, porque si podemos decir que es un sentimiento ya está racionalizado y, segundo, porque hablar del enamoramiento en términos de necesidad me parece horrible y, ya de paso, platónico. No obstante, en relación con esto, podría plantear un cuarto elemento: Deseo de ser correspondido. ¿Qué os parece?

En cuanto a la aportación de Dasein, me parece interesante pero excesivamente reduccionista. Quizás los distintos neurotransmisores puedan arrojar algo de luz a la hora de comprender globalmente tanto el amor como el enamoramiento, pero lo que se ha expuesto aquí me parece demasiado simplificado. Por otra parte, aunque estoy de acuerdo en que tanto el amor como el enamoramiento tendrían dos vertientes, la física y la fenomenológica (por decirlo de alguna manera), decir que es necesario distinguir la vivencia del amor o del enamoramiento de lo que es el amor o el enamoramiento me parece crear una dicotomía innecesaria, pues el amor es la vivencia personal del amor. Eso que has denominado estado fenomenológico es un estado físico. Se trata, por tanto, del mismo fenómeno; aunque para nosotros pueda resultar más cómodo a la hora de analizarlo considerar separadamente esas dos vertientes, como haces en los siguientes puntos.

Respecto al somero análisis llevado a cabo en estos puntos considero que existe también una excesiva simplificación y dicotomización de lo que podríamos denominar natural/cultural. La selección natural y/o sexual en los humanos no puede comprenderse a partir de cierto punto si no es en una relación de feedback con la cultura. Así, estas estructuras de significación no podrían ser apartadas de la selección.

¡Y creo que ya está bien por hoy!
¡Un saludo a todos!

- J a V i - dijo...

Dos breves comentarios:

1) Perdón por malhermeneutizarte, jaja. Me expresé bastante mal. Lo que quería decir es que el hecho de plantear una definición del amor me parece encorsetarlo de alguna manera, puesto que por su naturaleza irracional-expresiva difícilmente casará bien con una definición, que necesariamente lo limitará y simplificará (o algo así).

2) Hablar del amor en términos de necesidad no me parece aborreciblemente platónico, principalmente porque ningún ser humano es una isla (no sé dónde escuché esta cabra, pero me moló).

Besos socráticos

Anónimo dijo...

Ortega también veía una distinción entre amor y enamoramiento, y de éste último decía: “es un estado de miseria mental en el que la vida de nuestra conciencia se estrecha, empobrece y paraliza”, “un angostamiento y una relativa paralización de nuestra vida de conciencia. Bajo su dominio somos menos, y no más, que en la existencia habitual.” (Estudios sobre el amor)
Ortega hace hincapié en que el enamoramiento es producido por una alteración de la capacidad
de atención, que se quedaría fijada y atrapada en un solo objeto, excluyendo progresivamente a todos los demás. Por eso lo definía también como una especie de “imbecilidad transitoria”. Quien no se ha sentido así por lo menos una vez en su vida? Menos mal que el amor es cosa distinta ;-)

Saludos
Hermenéuta

- J a V i - dijo...

¿Menos mal que el amor es cosa distinta? Hombre, si buscamos seguridad y estabilidad, te doy la razon, ¡menos mal que ya lo tenemos todo atado y bien atado! Pero no todo enamoramiento tiene que ser como el que describe Ortega; ése parece ser el enamoramiento insatisfecho que se convierte en obsesivo. Hay, creo, un enamoramiento correspondido, y entonces empieza una etapa pasional y emocionante, que ojalá no acabara nunca ni se convirtiera en tranquilidad y buenos alimentos.


P.D.: "y me envenenan los besos que voy dando, y sin embargo cuando duermo sin ti, contigo sueño..."

- J a V i - dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
- J a V i - dijo...

Y hablando de necesidades y esquemas platónicos asquerosamente horribles:

«Es la debilidad del hombre lo que le hace sociable; son nuestras comunes
miserias las que inclinan nuestros corazones a la humanidad; si no fuésemos hombres, no le deberíamos nada. Todo apego es un signo de insuficiencia: si cada uno de nosotros no tuviese ninguna necesidad de los demás, ni siquiera pensaría en unirse a ellos. Así de nuestra misma deficiencia nace nuestra frágil dicha. Un ser
verdaderamente feliz es un ser solitario: sólo Dios goza de una felicidad absoluta; pero ¿quién de nosotros tiene idea de cosa semejante? Si alguien imperfecto pudiese bastarse a sí mismo, ¿de qué gozaría, según nosotros? Estaría solo, sería desdichado. Yo no concibo que quien no tiene necesidad de nada pueda amar algo: y no concibo que quien no ame nada pueda ser feliz»

(Jean-Jacques Rousseau,
Emilio)


P.D.: No sufráis, niños, que el comentario suprimido es mío porque había pegado mal la cita.

Anónimo dijo...

Interesantes reflexiones sobre el amor, la verdad es que es muy completita, aludís a Ortega, a Rousseau.

Por eso quisiera traer a colación lo que opina Benjamín Constant en su novela titulada "Adolfo" y cuya lectura os recomiendo, en donde se define al amor como una ilusión de los sentidos y como el olvido de todo interés, de todo deber.

Quizás sea esta la razón por la que el viejo Kant no se casó nunca.

En fin sólo él podría decírnoslo.

Un saludo para todos.

Raúl Sebastián

EDUCATION FOR CITIZENSHIP AND THE HUMAN RIGHTS dijo...

Busco estudiante de último curso o licenciado en historia, filosofía, antropología o humanidades, para elaborar uno o dos tema e incluirlos en un libro texto para segundo de la ESO. El libro se traducirá al inglés para su publicación.

Interesados, enviarme un e-mail. Muchas gracias. educationforcitizenship@gmail.com

Mayte dijo...

creo que has ido a dar con el blog equivocado...

Anónimo dijo...

Algo extraño pasaba, DIGIEVOLUCIONABAN

Anónimo dijo...

Los expertos hablan de un tiempo comprendido entre los cuatro y los siete años y la explicación a esa revolución, que no siempre tiene que acabar en ruptura, es antropológica y biológica, aunque muchos científicos y la mayoría de los psicólogos se niegan a aceptar que el amor sea únicamente una cuestión de «física y química».



Las teorías antropológicas afirman, como recoge Eduardo Punset en su libro El viaje al amor (Planeta), que nuestros antepasados formaban una pareja porque la cría humana tarda mucho tiempo en ser independiente y necesitaba dos adultos en sus primeros años de vida. Uno que la cuidara y otro que buscara alimento. Cuando el niño rozaba los 7 años, ya no era necesario que hubiera dos personas criándole, así que, a no ser que se tuviera otro hijo, no hacía falta que la pareja siguiera junta. Eso es algo que se ha quedado incrustado en nuestro mapa genético y que puede explicar la famosa «crisis del séptimo año».


La profesora de Antropología de la Universidad de Rutgers (New Jersey) Helen Fisher presentó en 1999 un estudio elaborado a lo largo de 15 años en 62 países en el que demostraba que en todos los lugares, con culturas muy distintas, las relaciones amorosas eran similares. El estudio constató que las mujeres tendían a tener hijos cada cuatro años, por esa razón tan lógica de que es a esa edad, los 4 años, cuando ya no hace falta que sean los dos miembros de la pareja los que cuiden del pequeño.


Y dentro de ese periodo de tiempo estableció una serie de fases: la lujuria, la atracción y la unión, que definirían las etapas de amor. La primera (el deseo sexual) sería producto de la testosterona; la atracción (el enamoramiento, lo siguiente a una «noche loca») tendría que ver con los niveles bajos de serotonina y con la dopamina (el neurotransmisor que se relaciona con la sensación de bienestar; de hecho si a una rata le inyectas dopamina, se «enamora» inmediatamente del ratón que tenga delante, sea el que sea). Y en la tercera fase, la de unión estable, entrarían en juego la oxitocina (esencial también a la hora de establecer el vínculo entre la madre y el recién nacido) y la vasopresina.


Claro, que ante tanto amor científico a mí me rondan por la cabeza algunas preguntas. ¿Qué hubiera pasado si Romeo y Julieta se hubieran podido casar? ¿Habrían resistido con esa pasión incontrolable los envites de la convivencia, los dolores de cabeza, los problemas económicos, las discusiones por la educación de los niños… O su amor se habría ido diluyendo hasta llegar a la crisis de los siete años? ¿Y Penélope y Ulises? Si Ulises hubiera estado en casa todo el día, en vez de la Troya a la Ceca, ¿Penélope habría pasado a la Historia como la gran enamorada o habría cedido a la tentación de alguno de sus pretendientes? ¿Y Ulises? ¿Habría echado una cana al aire con una de las sirenas en alguno de sus viajes de trabajo?

Adolfo dijo...

Blogservador, ¿es ese texto tuyo?

Lo digo porque lo he encontrado igualito en otro sitio.

¿Es también tuyo ese blog?

Además, si es así, se parece bastante a una noticia de un periódico. Se parece tanto que no es más que un corta-pega de diversos párrafos de la misma.

No se qué decías de que si no citas la autoría y tal.... ;)

Saludos.

Anónimo dijo...

Digamos que el autor de plesiologos me da permiso para utilizar lo que hay publicado en su blog.

Sobre lo del artículo que citas, no es la única fuente de la información, y puesto que no es más que una recopilación de datos sobre científicos que sí se citan el autor de plesiologos habrá omitido el resto.

De todas formas gracias por la apreciación, se lo haré llegar.

Jesús dijo...

Oye bonito, que te deje colgar alguna que otra entrada en mi blog no significa que puedas disponer de él cuando quieras.

Plesiologos tiene una función didáctica, sirve para la clase, y nada más. Blogservador, si quieres disponer de tus entradas las opublicas en tu blog, lo que mandas para que publique en el mío, es mío.

Saludos PLESIOLOGOS

Irrelevante dijo...

Ley de Sísifo sobre la evolución de las discusiones: A medida que una discusión filosófica en el Tercer Wittgenstein se alarga, la probabilidad de que dicha discusión se transforme en un foro de opinión tiende a uno.

Carlos

Irrelevante dijo...

Algunas objeciones que le veo al post de more, a vuelapluma:

1. Las tres cosas que describes las siento tanto por mi novia como por mi mejor amigo Marcos (suscribo pues al comentario de Meri)

2. 'Amor' es una palabra que se refiere (en este juego de lenguaje concreto, como diria el tio Ludwig)a un sentimiento subjetivo del que tenemos conocimiento a través de la experiencia introspectiva, y por tanto, opino que resulta cuanto menos problemático tratar de teorizar sobre él o delimitarlo en una definicón compuesta de en tres premisas.

3. Al tratar de racionalizar un sentimiento, dejamos inevitablemente de lado el componente pasional propiamente dicho, y nos fijamos solamente en una parte del sujeto de estudio: la racional. Considero que en ese caso cualquier definicón cerrada será incompleta.

Ahora bien, en conclusión, decir dos cosas: primero que el esfuerzo filosófico del texto me parece notable y felicito a la autora por su entrada, que me parece un estupendo ejercicio de reflexión, y segundo que quizá more tenga razón al fijar estas tres premisas como condiciones necesarias para eso que llamamos 'amor', pero creo que no son en absoluto suficientes.

Ahora bien, si lo que se necesita para poder decir que amamos es una cuarta cosa, o es un modo especial de darse las tres cosas ya dichas, lo desconozco, y por las razones dichas más arriba, dudo que puedan discernirse algún día.

No obstante, la neurofisiología dirá, y Dios proveerá (y los filósofos meteremos caña a ambos)

Dicho esto, me vuelvo al estudio del materialismo eliminativo.

Abrazos y besos fácticos

boly dijo...

Ayer vi "Adivina quien viene esta noche" y me recordó al punto 3 al que hace alusión irrelevante. En cualquier caso, el materialismo eliminativo trataría la parte pasional como algo racional y objetivo, el problema no sería tanto ignorarlo sino más bien el intentar objetivizarlo. Yo creo que en realidad es como todo, un sentimiento objetivo (y por tanto en realidad no hay nada subjetivo), suponiendo la tesis radical según la cual todo es físico-físico (causalmente hablando), no existiendo en realidad leyes psicofísicas.

Si, la limitación es acojonante y parece utópico, pero no implica que con los avances pertinentes no vaya a poder realizarse.

Saludos de alguien que se va a repasar las objeciones al materialismo eliminativo...

Pd: ¿el examen de filosofía de la mente es el viernes a las 9 o estoy mal informado?

Pd2: no voy a admitir que el artículo me ha gustado porque soy demasiado orgulloso como para hacerlo.

pinos del mundo dijo...

distingamos entre amor y enamoramiento.

El enamoramiento desencadena un desequilibrio químico en el cerebro que se puede llegar a considerar patológico. Un hecho como muy bien dice herme...

El amor es algo que tiene de química, aunque tambien tiene de costumbre. Es una decisión, un convencimiento.

El amor es a largo plazo, el enamoramiento no.

Palabra del señor, te ala.......

atentamente, Ernesto

PD, y mucha mierda en los examenes

Anónimo dijo...

En tamaño y color, ellos son los Digimon

Kurtz dijo...

"opino que resulta cuanto menos problemático tratar de teorizar sobre él o delimitarlo en una definicón compuesta de en tres premisas."

mi buen amigo K., tu siempre tan cortes con tus comentarios, quiza la amistad ha primado sobre la objetividad en el comentario, pero en este punto en concreto estoy totalmente deacuerdo.
como "alguien" dijo hace poco (quien se sienta aludido imagino que ya sabrá quien soy), este artículo (y lamento la crítica, pero esta es la unica forma de avanzar) parece un espléndido ejercicio de reduccionismo.


hemeneutizables saludos ^^
P.

Karlos dijo...

Es curioso ver como se trata el amor desde un punto de vista analítico, sin tener en cuenta el caracter social, ni la voluntad, ni la historia, ni la cultura. Resulta que para el ojo del tercer wittgenstein se trata de un concepto ahistórico, cosificado, una idea platónica expresada en forma de premisas lógicas. Una lástima que el tercer wittgenstein se haya olvidado del segundo. Incluso de lo que significa hacer filosofía.

more_ dijo...

Estimado Kurtz,

Primero, decirte que me alegro de tu visita y tu comentario al IIIW. Segundo, decirte también que no has de lamentar ninguna crítica que puedas verter en este blog, pues siempre son bienvenidas (y más en este caso, ya que yo las pedía para poder progresar en mis reflexiones). Además, estoy de acuerdo con que en estos casos la crítica es, si no la única, al menos una buena forma de avanzar.

No obstante, limitarte a decir que este artículo parece un espléndido ejercicio de reduccionismo no es realizar crítica alguna, sino tacharlo con un adjetivo con ciertas connotaciones peyorativas de modo gratuito y no creo que así vayamos a avanzar mucho.

Lingüistizables saludos ;)

- SiL - dijo...

Hola Karlos. Te doy la bienvenida al blog, que es lo que solemos hacer, aunque a veces sólo sea para quedar bien.

Formalismos aparte, y haciendo referencia al comentario, que es lo que nos ocupa, quería decirte que me sorprende que te parezca curiosa la forma analítica en la que more ha decidido tratar el amor, aunque no sepa muy bien como interpretarlo después de buscar "curioso" en la Rae, pero bien, eso es sólo un apunte.

Lo que mas me llama la atención de tu comentario es eso de "el ojo del Tercer Wittgenstein", porque no se por donde cogerlo. A qué Tercer Wittgenstein te refieres, al que dicen que es el de Sobre la Certeza o al blog? Tiendo a pensar que al blog, pero en ese caso, me parece que juzgas el artículo como la visión general de todos y cada uno de los que aquí escribimos, y ahí patinas. Y si no es así, y la que patina soy yo al pensarlo, pues me alegro.

Pero ya que estamos, a ver si puedes explicarme, que tampoco lo entiendo, eso de que tratamos el amor como "una idea platónica expresada en forma de premisas lógicas". Y si quieres, ya que estás, puedes exponer cuál es tu visión del amor, que a mi desde luego me gustaría leerla.

Y ya para rematar, y a ver si tu tienes la respuesta definitiva, porque el tema ya ha salido varias veces en alguna que otra discusión, si el Tercer Wittgenstein no hace filosofía, qué es hacer filosofía?

Un saludo fenomenológico! Espero leerte pronto!

boly dijo...

Para Carlos pero con K

Si precisamente el motivo de esta entrada es buscar inspiración reflexiva, no le veo problema a ningún elemento problemático que se haya podido enunciar en ella, a fin de cuentas lo que se busca es el problema y la ignorancia propia para intentar establecer una conclusión más completa y fundamentada. En mi opinión tu crítica supone que al buscar, por ejemplo, la receta perfecta de una tarta de limón, si no la encuentras a la primera simplemente eres idiota. Lo lógico y lo normal es que la cagues varias veces, por lo que probablemente tengas que realizar varias pruebas y reflexionar sobre los ingredientes adecuados (algunos de los cuales se escapan a tu percepción) hasta dar con la tarta de limón subjetivamente perfecta.

Pd: Sil es cruel, pero al menos tiene su gracia (me daré también por aludido en su primer párrafo).

Anónimo dijo...

A ver, chavales. Es difícil decir qué es filosofía, pero lo que estáis haciendo aquí cae por su propio peso como algo más bien antifilosófico. Para hacer filosofía, primero, hay que hacer el esfuerzo de conseguir entrar en toda una tradición cultural que hoy en día ha sido completamente discrimnada, y tragar con el "dolor", si me lo permitís, propio de la "seriedad" filosófica (Nietzsche, Kiekegaard, etc.). ¿En qué sentido vosotros no hacéis eso?
1) Elegir como adalid a un autor de filosofía analítica (que no es propiamente filosofía, sino una mera escolástica bienpensante y conservadora)
2) Elaborar, consecuentemente, análisis poco rigurosos, tanto por lo que respecta a la densidad semántica de conceptos con mucha presencia histórica, que ignoráis por completo, como por la ingenua autocomplacencia que se esconde tras de unos análisis que, seguramente, debeis de pensar que hasta son críticos.
3) Reducirse al mero análisis de conceptos empobrece la filosofía: este texto, como otros, los podría pensar antes como escritos por un psicólogo o un pedagogo que por un estudiante de filosofía. Manejáis citas cazadas al vuelo, como si procedieran de sobrecillos de azúcar.

Un abrazo, queridos condiscípulos. Y sólo una cita que os sirva de recomendación: "Hoy en día nadie lee, porque está todo el mundo escribiendo" (Eduardo Mendoza).

Momo dijo...

Vaya, el mismísimo Peter Griffin rondando por el blog…

Antes de contestarte, pido disculpas a more porque lo que voy a decir se aleja necesariamente de la propuesta de su entrada… siento que cada vez que alguien coloca un texto acabemos discutiendo sobre si la naturaleza del blog es o no “filosófica” y no sobre las tesis que se exponen en la entrada.

Para hacer filosofía, según Griffin, hacen falta dos cosas:
a) “hacer el esfuerzo de conseguir entrar en toda una tradición cultural que hoy en día ha sido completamente discrimnada”
b) “tragar con el "dolor" propio de la "seriedad" filosófica (Nietzsche, Kiekegaard, etc.)”

No puedo saber si estoy de acuerdo contigo en que el blog no cumple estas condiciones(1), y en que estas condiciones son exigibles a todo aquel que dice estar practicando la filosofía(2).
El problema es que no comprendo bien estas dos condiciones y, en consecuencia, no puedo pronunciarme con propiedad sobre las dos cuestiones.
a) No sé a qué “tradición cultural” te refieres. Supongo que no te refieres a que no estamos familiarizados con ese vago conjunto de autores que vienen constituyendo el “corpus” del pensamiento filosófico en nuestro plan de estudios. Digo vago porque este “corpus” es también un producto histórico, es fruto de ciertas elecciones y omisiones, de una perspectiva cultural… espero que lo tengas en cuenta. Los “autores clásicos” no lo son “en absoluto”, lo son conforme a un criterio, un criterio que implica un compromiso con determinadas cosas que valoramos desde nuestro contexto.
En todo caso, si es a eso a lo que te refieres, sería bueno que explicitaras a qué autores te estás refiriendo, para que el resto podamos juzgar si es necesario conocerlos para hacer filosofía y si han sido “discriminados” ( aunque tampoco sé en qué ámbito se sitúa esta presunta discriminación).
De todas formas, sospecho que no vamos a estar de acuerdo, porque no creo que ningún autor cuyo conocimiento sea imprescindible para filosofar.

b) Aquí estoy totalmente perdida… ¿“dolor”?... ¿“seriedad”? Si uno quiere ponerse “sublime” en filosofía, estupendo, pero es bueno relativizar estos términos, y acercar lo que hacemos a nuestra experiencia cotidiana. Podemos cargar los conceptos con todo el dramatismo que queramos, pero eso no les da una validez superior. En última instancia, los conceptos no son independientes de las cosas que nos van pasando día a día. Uno puede hablar de “angustia existencial”, pro si los demás le entendemos es porque relacionamos eso que ordinariamente entendemos por “angustia” con la situación en que el filósofo se encuentra al no poder dar respuesta a determinadas cuestiones. Si nos dedicamos a vestir de largo los conceptos no penetraremos en ellos, y acabaremos aceptando su validez por la autoridad que les ha dado la “historia del pensamiento” (que es un término deliberadamente inobjetivable al que se suele apelar para decir grandes estupideces).

Expuestas mis dificultades, me gustaría comentar tu crítica y (volver) a aclarar algunos puntos:

0. EL PLURAL SOBRA. Lo escribo en mayúsculas para ver si así va sedimentando esta idea, porque nos hemos cansado de repetirla. No hay unidad de pensamiento filosófico en este blog. Si le hechas un vistazo, te darás cuenta de que las formas de que cada cual tiene sus afinidades, aunque todos compartamos las ganas de discutir sobre filosofía y algunos (contados) planteamientos.

1. La tradición ha tenido a bien enmarcar a Wittgenstein en la tradición analítica. Si lees a este autor (I y II) quizá compartas conmigo la sensación de que hay elementos que justifican esta inclusión, y otros que se resisten a ella…sólo piensa en la forma en que se exponen los textos (y no es sólo una cuestión metodológica).
En todo caso, considerando a W como autor analítico… ¿el hecho de adoptar su nombre para el blog nos ha de inscribir a todos en el seno de esta corriente filosófica? No.
Por otra parte, me asombra que no tengas reparos en calificar esta corriente de “mera escolástica bienpensante y conservadora”. Lo dejaremos en asombro, si te parece: puesto que tu no as argumentado esta tesis yo paso de exponer las razones por las cuales no la comparto.

2. Me interesa tu crítica en este punto, pero es muy general. Si explicas a qué conceptos te refieres (por ejemplo, en esta entrada), quizá resulte que estamos de acuerdo. De momento no puedo saberlo.

3. Los psicólogos y pedagogos plantean preguntas sobre las mismas cosas, pero en unos términos diferentes. No se preguntan, por ejemplo, sobre si una nube es arte, o cosas por el estilo que hemos discutido aquí.
En lo referente al análisis conceptual, coincido contigo en que no es suficiente para abordar las cuestiones filosóficas…pero es necesario, porque si uno olvida las condiciones de sentido del lenguaje que utiliza puede construir grandes teorías en el aire, que ni él mismo comprende.

En fin, sonrío al leer la frase de E. Mendoza…pero nadie aquí pretende dárselas de celebridad literaria. Participar en un blog donde se discuten temas de filosofía implica aplicar conceptos que uno ha leído o escuchado en clase… ¿es esto “soberbia”? Nadie aquí se considera dueño de “la Verdad” porque, entre otras cosas, muchos pensamos que no existe tal cual se la ha caracterizado en determinados contextos (en singular, con mayúscula…).
Empiezo a pensar que es de “soberbia” de lo que se nos acusa, con todas las connotaciones que esto comporta. “Antes de escribir, lee; o acabarás diciendo estupideces”… me parece un argumento de sentido común pero el que lo emplea aquí en el fondo está diciendo “hay un punto en que tus conocimientos serán los adecuados para que puedas hablar de filosofía. De momento no estás en ese punto. Ergo cierra la boca”. Soy muy escéptica con respecto a que tal punto exista. Creo que es una forma elegante de decir “no eres nadie para hablar de esto, porque no sabes lo que hay que saber”. ¿Qué es lo que “hay que saber”?
Si los conceptos no se ponen en juego en una discusión no se articulan, no se exponen al error, y nos quedamos en la autocomplacencia. Leer en casa es necesario, pero es preciso que manejemos lo que nos enseña la lectura para (entre otras cosas) saber que lo comprendemos.

Un saludo

PD: Desde luego, está visto que me aburro estudiando…

Irrelevante dijo...

"Amor definido deja de serlo."

Miguel de Unamuno en 'Niebla'

Unknown dijo...

No soy filósofa ni nada parecido como comprobareis cuando leais lo que voy a decir, pero desde mi ignorancia creo que la primera premisa 'Querer la felicidad de una persona' se queda coja.

A mi modo de ver debería ser: 'Querer que esa persona sea feliz conmigo'.
En todo esto del enamoramiento hay un factor fundamental: el egoismo.
Esas tres premisas valen tanto para un amigo como para tu novio/a. Solo añadiendo a las premisas la palabra 'conmigo' hace que cambie el siginificado y por tanto la realidad... esto no es lo que decía Wittgenstein?
Un saludo, banda.