domingo, 24 de febrero de 2008

Más sobre la libertad de cátedra

Escribo estas líneas inspirado en la conversación que, el pasado jueves, tuvimos en el bar madonna sobre la libertad de cátedra. Voy a partir de ahí para explicar mi visión sobre el tema, pero quien no estuviera presente puede leerme a la perfección, porque iré contando lo que se dijo.
El tema inicial era lo ocurrido en las clases de bioética de la facultad de filosofía de Valencia. El profesor que imparte la materia, explico para quien no lo sepa, manda una serie de libros para optar a nota; libros de inspiración religiosa, donde se defienden perlas como que el aborto es una aberración o que el sida es una consecuencia del desorden moral de la socidad (junto a todos los tópicos y opiniones defendidas por el ala ultra de la Iglesia Católica). Pues bien, a partir de aquí surge la pregunta: ¿Puede un docente, amparándose en la manida libertad de cátedra, defender y difundir sus creencias desde su puesto de funcionario público?
Lo primero que tengo que decir es que sí puede. Otra cosa es que deba, pero por poder, puede. Como explicó Adolfo en el anterior post, los límites de la libertad de cátedra están en la constitución y, por extensión, en el código penal: toda opinión o acto que no suponga un delito, ni es ilegal ni punible. ¿Y es esto – por decirlo con nuestros archienemigos – éticamente correcto?
La otra tarde se dijo sobre todo que no. Veamos una por una las posiciones que se defendieron:

1) Se dijo que la religión no es filosofía, y que tras años de progreso por fin se consiguió separar el amor a la sabiduría de su contrario dogmático e irracional: la religión. Por eso, lo consecuente es expulsar toda forma de religión del ámbito de la filosofía: sería volver a confundir y mezclar disciplinas distintas basadas en objetos muy distintos.
Pues bien, que la religión no es filosofía es obvio; pero tampoco lo es la ciencia, o la historia, o la lingüística... Pero si algo tiene de característico la filosofía es su capacidad para sobrevolar todas las disciplinas y, aunque sea desde fuera, pensarlas. La filosofía es – o debería ser – interdisciplinar. Aplicar esta suerte de metodología positivista en la separación radical y taxativa de materias sólo favorece la especialización: si la filosofía es amor a la sabiduría, necesitaremos antes una sabiduría sobre la que reflexionar, ¿no?
Lo que pasa es que, si creo interpretar bien el argumento, lo que en realidad se quiso defender no fue una separación de materias y ámbitos para definir qué es filosofía y qué no; en realidad se cargaron las tintas contra la religión, contra esa metafísica absurda y antifilosófica basada en el irracionalismo y la mentira. Lo que se defendió fue una filosofía realista, terrenal, inmanente, que desprecie lo sobrehumano por desconocido y que no hable de lo que no se puede hablar. Opción que, dicho sea de paso, me parece muy respetable y valiosa: pero no perdamos de vista que es sólo una visión. Decir que, para nosotros, la filosofía debería ser eso no significa que de hecho lo sea. Que la religión (o la metafísica) deberían expulsarse de la reflexión filosófica es una tesis nada despreciable, pero lo cierto es que la religión ha estado y está presente en gran parte de escritos y autores filosóficos, por lo que, a mi modo de ver, no tenerla en cuenta sería vedarnos una parcela de realidad. Hay que conocer al “enemigo”, sobre todo si ese “enemigo” sigue siendo tan importante.
Por otra parte, pienso que aunque no se deba filosofar desde la religión, sí hay que hacerlo sobre la religión: nada de lo humano debería ser ajeno a la filosofía.

2) Otro argumento en contra de mandar ese tipo de libros en una asignatura fue el de que el campo de las creencias es privado, y extrapolarlo a una función pública como la educación es sobrepasar el ámbito que le corresponde.
Pero... ¿Es realmente privado el ámbito de las creencias? ¿Puede un profesor – o un médico, bombero, policía, panadero... - desasirse de su cosmovisión a la hora de desempeñar su deber público y cívico, como si el ámbito de lo civil fuera objetivable y desinteresado? Porque creencias hay de muchos tipos, no sólo religiosas. Vivimos a base de creencias, y en ellas fundamos nuestro modo de ver el mundo (igual esta tesis es demasiado extensa para defenderla en un párrafo, pero creo que se me puede entender). Renunciar a ello implica dos cosas: dejar de ser autónomos, y aceptar que de puertas para adentro tenemos que vivir de una forma y de cara al público de otra; y esto, a parte de ser una hipocresía, es contraproducente: sólo crea probos ciudadanos cortados por el mismo patrón: el de la homogeneidad interesada. Yo, como persona adulta y relativamente autónoma, me siento lo suficientemente preparado para enfrentarme a ese tipo de opiniones sin que se me adoctrine. Además, el simple hecho de elegir el temario de una asignatura – de cualquiera: los autores que se dan y los que no, las teorías que se explican... - ya responde a un interés subjetivo y personal. No hay objetividad. Y si la hay, sólo es una subjetividad disfrazada.

3) Por otra parte, se dijo que los dogmas religiosos – como en los que se basan las opiniones del libro “10 palabras clave en bioética” - no están argumentados y racionalmente explicados, por lo que no son filosóficos (y no tienen cabida en una facultad de filosofía).
Lo que se deduce de esto es que todo lo que no esté racionalmente argumentado no es filosofía. Pero, ¿es esto cierto? ¿Lo irracional es antifilosófico? ¿Y Nietzsche? ¿Y Unamuno? ¿Y Sartre? Hay muchos autores que defienden que la razón se construye sobre un fondo irracional, lo que hace la filosofía es intentar racionalizarlo con el lenguaje. Pero es que, para empezar, el paradigma razón/sentimiento es absurdo: no pensamos sin sentir ni sentimos sin pensar. Un argumento basado en un sentimiento (y la fe es un sentimiento) sigue siendo un argumento: otra cosa es que nos convenza o no. Más aún: aceptemos que no es argumento en sentido estricto; lo cierto es que el hecho de que se publiquen ese tipo de opiniones, e incluso de que pasen por filosóficas, es indicador de una tendencia con cierto peso social. Y yo insisto: la filosofía no debe ser ajena a esos hechos, y tendrá que pensar el por qué de que eso sea así. Se me podrá objetar que decir que la filosofía es todo equivale a decir que no es nada; pero no digo que sea todo: digo que no puede ser ajena a nada.
Bueno, pues se dijeron más cosas y se sacaron más temas. Pero por hoy me he cansado de escribir, que es el día del señor.

P.D.: Soy consciente de que tras estas reflexiones de andar por casa está mi visión particular de qué es la filosofía, y de que analizo el tema desde mi propia concepción y valores. Puede que algunos razonamientos hayan quedado cojos por no explicar más extensamente mi visión de las cosas, pero como me he dado cuenta de eso después de escribirlo y releerlo, lo dejaremos como tema pendiente.

- J a V i -

4 comentarios:

Hermeneutizado por la via gadameriana dijo...

Bueno, ya que el punto numero tres es el que se refiere a la postura que yo defendía, aclaro lo que quise exponer.

Lo que pretendía perfilar sin mucho rigor no es que la filosofía tenga una base irracional o no, aunque de hecho creo que la tiene. Lo que quiero decir es que la filosofía, independientemente de su base, son argumentos, y la buena filosofía está hecha de buenos argumentos. Lo que me lleva a algo que he estado pensando últimamente, ¿se puede ENGAÑAR en filosofía? Bien, yo creo que no. Porque los argumentos no son nunca engañosos, son débiles en todo caso y, por tanto, susceptibles de ser desmontados. Pero el problema no es si se puede o no engañar, ¿Se puede CONFUNDIR en filosofía? Si, porque una mala filosofía desde el púlpito (y no el de la iglesia, sino del aula) parece mejor; y un mal argumento, si no tienes una base mínima o la suficiente seguridad en tí mismo, puede ser peligroso para la buena reflexión porque puede llegar a hacer pensar que la buena filosofía es aprender a utilizar una serie de palabras que suenan "profundas" (que de esto si que pondré un texto) y que lo que les sucede es que no tienen un sentido bien definido (vease TECNVERBORREA).
Esto tiene mucho que ver con el punto número 1. Esto... es posible que sea una opinión, pero weno:
No es que no sirva la religión como fundamentación, lo que pasa es que no veo el cómo. Al final, ese "castillo" que es un argumento tiene que basarse en algo, en "cosas evidentes" o "incontestables" que aceptas o no. y no se cuanto tiene de "incontestable" el decir que hay una LEY GENERAL (que ya me dirás de donde viene) que dice que el DESORDEN (que suena a ilegalidad) PRODUCE (como si fueran churros)INEVITABLEMENTE (palabra de dios)DAÑO (que suena a dolor propio del pecador); cuando lo que has querido decir es que dios nos castiga por follar y que cuando analizas el contenido te das cuenta de que no has dicho nada, excepto una serie mas o menos ordenada de palabras con caracter peyorativo, infalible y victimista.
Contra ésto es contra lo que hay que cargar las tintas. Si un día cae en mis manos un texto que relacione de manera coherente Dios y ética, me convertiré. Así de claro. Del mismo modo que tengo que decir, que... en un sentido amplio y aunque se que está refutado, en ocasiones soy Fregeano...

XD.

Weno, solo un poco.

Anónimo dijo...

Buen apunte. Ya me queda más claro lo que querías decir. Y estoy de acuerdo, la religión es una tontuna y una mala filosofía, lo que pasa es que este mundo está lleno de tontunos y malos filósofos...

P.D.: (8) un neokantiano se balanceaba sobre una cruz de caravaca, como veía que no lo absolvían, fueron a llamar a otro kantiano (8)

- J a V i -

- SiL - dijo...

¿Y cuáles son los argumentos a favor de la importancia de los buenos argumentos en filosofía?

Adolfo dijo...

Javi, primero decirte que estoy muy contento de que hayas escrito. El tercer Wittgenstein empieza a coger fuerza gracias a nuestras aportaciones y comprobar que os entusiasma tanto como a mi es muy agradable.

Después decirte que me parece una recopilación crítica de lo conversado fenomenal y muy bien desarrollada.

Y por último unos comentarios:

1. a cerca de la primera visión y tu crítica, decir que estoy de acuerdo en que la religión no es filosofía, pero matizando que al decir esto, no se está poniendo límites positivos a lo que la filosofía sea. Se puede reflexionar filosóficamente a cerca de la religión y de las religiones, incluso desde dentro de una de ellas sobre el resto de temáticas, pero la filosofía no es religión de ninguna de las formas. Y tampoco la bioética es religión. Se puede hacer bioética desde posiciones religiosas, se puede reflexionar bioéticamente sobre el papel de las religiones en los distintos campos implicados (sanidad, medicina, investigación, temas clave, etc), pero ninguna de esas cosas convierte a la bioética en religión.

Y por razones académicas, me parece deshonesto dar una visión religiosamente sesgada de cualquier temática. Un profesor puede recurrir a su libertad de cátedra para mezclar su religión con su materia docente, pero no me parece correcto no ofrecer a los alumnos material y visiones alternativas.

Con esto he comentado también a cerca de la segunda visión, pues como decía, un profesor aunque quiera no puede desahcerse de su particular conjunto de creencias, es humano, no obstante, consciente de ello, lo que el marco docente le reclama es proporcionar al alumno lo necesario para poder relativizar la exposición del profesor.

Con respecto al tecer argumento, coincido en que el paradigma razón/sentimiento, incluso más aun, el paradigma racionalidad/irracionalidad, representa una contraposición peligrosa, sobre todo si se quiere extrapolar al orden social.

No obstante, hay que tener en cuenta que en aquellos ámbitos públicos que a su vez sean políticos, y el ámbito de la libertad académica es ambas cosas, se considera lícito aspirar, por el tipo de sociedad en el que vivimos, a una separación suficiente entre evidencias públicas y evidencias privadas.

Me permitiréis que posponga mi explicación a cerca de esta distinción pues llevo media hora escribiendo y reescribiendo y no consigo trazar algo convincente y suficientemente claro. Apelaré a vuestra intuición y si no os dice nada la distinción "evidencias públicas"/"evidencias privadas", pues no tengáis en cuenta mi comentario a cerca del tercer punto hasta que cumpla mi compromiso de explicación.

Por último, con respecto a la respuesta de Hermeneutizado, me gustaría mostrar mi general y vago acuerdo, excepto en el punto de la conversión. Me parece importante destacar que para mi no sería suficiente un discurso que relacionase coherentemente dios y ética, pues necesitaría evidencias empíricas a cerca de esa relación o al menos de la existencia de algo denominable como dios en el sentido religioso de la palabra.

¡¡¡ IIIW POWER !!!