lunes, 25 de febrero de 2008

¿Libertad o libertinaje de cátedra?

Bueno, con la ventaja de que en entradas anteriores ya se han citado fuentes oficiales que hacen referencia a la libertad de cátedra, y se ha hecho mención a lo que origina este debate, yo voy a limitarme a opinar, libremente, sobre este supuesto libertinaje.

Todos sabemos a santo de que, y nunca mejor dicho lo de santo, viene toda esta preocupación por el alcance, y la aparente ausencia de límites, de la libertad de cátedra. La asignatura de Bioética, y más concretamente el libro de Javier Gafo, “10 palabras clave en bioética” parece habernos herido en nuestra sensibilidad, no ya por sus comentarios que van desde homófobos a intolerantes, con pinceladas de conservadurismo insultante en pleno siglo XXI, sino por lo que para muchos a supuesto leerlo.

Tal y como recoge nuestra muy apreciada wikipedia, la libertad de cátedra es el derecho a ejercer la docencia, en el ámbito de la Educación Superior, con absoluta libertad. Hasta ahí todo correcto, pero algo empieza a oler a podrido en nuestra facultad cuando nos topamos con párrafos que parecen aguijones, como el ya citado en la entrada SIDA, moral y promiscuidad.

La enseñanza no es imparcial, ni lo es, ni lo ha sido, ni espero que lo sea nunca. Cada maestrillo tiene su librillo, su opinión y su forma de expresarla, y a mí me parece perfecto, tanto la de unos como la de otros, porque una de las cosas que me parece más enriquecedora de la universidad es la disparidad de opiniones respecto a cualquier tema, siempre que las expresiones de las mismas se hagan desde el respeto. No digo ya que tengan que apelar a fuentes fiables, a la ciencia, o a Dios para poder expresarse, se puede defender la cuadratura del círculo si a uno le place, siempre que pueda argumentar, aunque sea falazmente, y que sea crítico incluso para aceptar las criticas.

Pero a mí me surge un problema: Estamos en la universidad, aunque a veces no lo parezca, y se supone que somos personas maduras con capacidad crítica suficiente para diferenciar aquellas opiniones que compartimos y las que no. Pero si partimos de un supuesto, en mi opinión, falso, vamos listos.

Muchos de los estudiantes que entran en primero de filosofía (almas de cántaro) lo más que tienen son algunas nociones de los cuatro filósofos que su profesor de bachillerato les ha hecho estudiar para pasar de curso y aprobar el selectivo, los más aventajados puede que ya hayan tenido un contacto más directo con esta filosofía en “estado puro” que tantos quebraderos de cabeza nos regala, pero aún así, una persona que entra en esta carrera después de haber pasado por ese sistema educativo tan chulo que tenemos no tiene unas bases tales como para poder, primero, desenterrar el argumento oculto entre trufas, y luego, poder juzgarlo. No dejamos de ser recipientes más bien vacíos, con una forma y capacidad, algunos con embudo y otros sin el, esperando ser llenados, y si esto es así no puede consentirse que un tema tan amplio como es la bioética se enfoque con especial interés desde un punto muy particular, en mayor o menor medida compartido, dejando completamente de lado otras opiniones no menos válidas.

No podemos impedir a un profesor defender y difundir sus creencias, independientemente de que sean religiosas o no, basamos nuestra vida en nuestras creencias y no podemos ni debemos dejarlas de lado. Pero tampoco debe, en mi opinión, consentirse a ningún docente de ningún centro, sea catedrático o no, ocultar una forma de ver el mundo en general y su materia en particular, a favor de la suya propia.

Bueno, yo no quería extenderme, porque lo bueno si breve, ya se sabe, es más breve. Lo peor de actualizar después de algunos miembros sobre la libertad de cátedra es que queda poco nuevo que decir, y lo mejor es que proporcionan un punto de partida interesante.

Así son las cosas, desde mi punto de vista, y así se las he contado, como buenamente he podido.

-SiL-

5 comentarios:

Adolfo dijo...

Parece que el tema de la libertad de cátedra está dando para mucho.

Me alegro - S i l - de que te hayas decidido a escribir.

Me gustaría comentar que está muy bien el matiz que has aportado de que los estudiantes cuando llegan a la universidad generalmente apenas han tenido contacto con la filosofía y yo añadiría que dado nuestro sistema ediacativo básico y secundario, apenas si están acostumbrados a pensar por si mismos, lo que agrava la situación.

Saludos!

Hermeneutizado por la via gadameriana dijo...

No creo que sea correcto decir que cada profesor pueda expresar sus creencias en su aula, si es que esta es una doctrina. Desde mi punto de vista, si filosofía es lo que creo que es, las clases deberían invitar a la reflexión y no a la aceptación de un dogma. realmente lo que quiero decir es que "el argumento entre trufas" no hay que buscarlo, tiene que mostrarse, no que ocultarse. Una cosa es no estar acostumbrado a leer filosofía, que es un tipo de lectura de densa a muy densa y otra cosa es no poder entender un argumento porque tiene una parte oculta que hay que aceptar por que sí, algo que le sucede a todos los argumentos y que es completamente normal, y que no se hace explícita. Esto va mas allá de la parcialidad. La parcialidad es el preferir unos argumentos a otros. Esto es vestir de argumento un dogma, ya sea religioso o no.

Temo el día que escriba algo... me van a caer ostias por todos los lados (XD).

Anónimo dijo...

También invita a la reflexión que un profesor intente adoctrinarnos, o base sus creencias en dogmas, (estas entradas son clara muestra de ello) siempre que tengamos, claro esta, un juicio crítico suficiente, que es a lo que viene mi reflexión, a la necesidad de una formación lo más imparcial que permita la subjetividad humana, que evite que nos convirtamos en loros que repiten lo que han oído en las aulas.
Por los que respecta a los argumentos trufados (palabra que me costó entender en el contexto en el que fue citado la primera vez) ha quedado claro que a nadie le gustan, por aquello de la ya mencionada ley de Dawkins de la conservación de la dificultad. Yo reivindico lo simple, y más en un ámbito del conocimiento como el que nos ocupa, precisamente porque la lectura que tenemos que hacer “es un tipo de lectura de densa a muy densa”.
El acribillamiento sano a la orden del día!

-SiL-

Anónimo dijo...

Si es que cuando Sil escribe se luce!

Nada que recordé la charla del otro día y me he decidido a buscar vuestro blog y tachán ¡¡aquí estoy!!

PD: me apetece una sesión de fotos tuyas, así que tenemos que poner fecha.

Un besote!

- SiL - dijo...

El "de boca en boca" funciona. Tenemos una lectora más!

IIIW power!